¿Eres mujer y luchas contra la pornografía? ¡Habla! ¡Busca un apoyo!

El siguiente artículo fue escrito por Amanda, una joven que se liberó de su adicción a la pornografía y ahora está determinada a ayudar a otras mujeres a hacer lo mismo.

Puedo recordar las primeras noches cuando empecé a recobrarme y distanciarme de la pornografía. Todo lo que quería era dar la vuelta y correr hacia atrás, eso era lo «fácil», lo «seguro», en cambio este camino era difícil. Cuán cierto es el dicho que «nada que valga la pena en esta vida es fácil».

El silencio de no decirle a nadie e ir sola por este camino sólo lo hizo aún más insoportable. No es como que tuviera «una verdadera adicción» como el alcoholismo, que la gente acepte y me ayude. Según la mayoría de las personas, la pornografía no es una verdadera adicción, y menos para las mujeres.

Pero, ¡oh sorpresa! Sí, la pornografía es una adicción real y no discrimina géneros. Cada vez que traté de romper el silencio, la voz detrás de mi cabeza gritaba cosas como «nadie te entenderá», «harás el ridículo», «recuerda como solían hacerte bullying, será como eso… prepárate para las burlas». Esa voz me impidió apartarme de la pornografía más veces de las que me gustaría admitir.

¡Ahora sé que esa voz mentía! Pero antes, en lugar de romper mi silencio y hablar, obstinadamente me decidí a luchar en silencio. Esos meses de soledad me enseñaron perseverancia, pero no hicieron nada para aliviar la soledad en mi corazón. Espero que mi error pueda ayudarlos a comenzar su viaje lejos de la pornografía y la esclavitud.

Cuando finalmente reuní valor para decirle a alguien, no sabía quién podría entenderme. Tras años de esconder mi adicción, tenía serios problemas de confianza y me sentía aprehensiva y preocupada, pero estaba decidida.

Una noche llamé a mi amiga más cercana y decidí hablar sobre lo que sentía acerca del «pecado sexual». Había buscado palabras clave para usar como «pecados de la carne» y «pecados contra uno mismo», para no tener que decir directamente: «soy una adicta a la pornografía en recuperación». Y aunque ella estaba receptiva y había un vínculo abierto, no me atreví a hablarle de mi adicción.

Ella me volvió a llamar unos días después y la conversación se volvió de nuevo una discusión sobre el pecado sexual. Recuerdo que cerré los ojos mientras pronuncié en voz baja: «yo solía ver pornografía». Inmediatamente quise volver esas palabras a mi boca, mi secreto había sido descubierto. Esperé agitada una respuesta, esperaba burlas y juicios, pero lo que escuché fue amor y preocupación.

Finalmente alguien lo sabía. Días más tarde hablé con ella de nuevo, y esta vez, admitió que también estaba luchando contra lo mismo. Durante los años siguientes, hemos estado viajando juntas por el camino de liberarnos de la esclavitud (puedo llamarla en cualquier momento si me siento tentada, o si he caído, y ella hace lo mismo); hemos sido responsables la una de la otra, hemos recaído, pero tenemos un apoyo, nos recuperamos y seguimos adelante.

«El miedo a un nombre aumenta el miedo a la cosa que se nombra». ¿Te suena familiar? Es una frase de Albus Dumbledore en Harry Potter (sí, soy una nerd) ¡y es tan cierta! Cuanto más tiempo escondí mi secreto en silencio, temiendo nombrarlo, tanto más difícil era hablar fuerte y claro. Una vez que rompí el silencio y le dije a la primera persona, fue como una pequeña rendija que se abría para dar paso a un rayito de luz que entraba en la oscuridad.

Tomé valor para decirle a mis padres y empecé a hablar a otras mujeres sobre los peligros de la pornografía. Al hablar, nombrando las cosas por su nombre y siendo abierta, encontré la sanación y la gracia.

Es posible que quieras comenzar parándote frente a un espejo y nombrando aquello contra lo que estás luchando: «soy una adicta a la pornografía», «estoy luchando contra la masturbación», «soy adicta al sexo». Decirlo por su nombre disminuye su poder sobre ti.

Después, elije a una persona (preferentemente de tu mismo sexo) en quien puedas confiar, que tenga cualidades que admires y que sientas que te beneficiará en este viaje, ¡y empieza la conversación!

Sé que no es fácil, así que tómalo con calma. Libérate de la ansiedad. Vale la pena completamente.

Amanda Anne

FUENTE: The Porn Effect

Traducción de Leslie Vanessa Vega

NOTA IMPORTANTE de la traductora: El título original del artículo es «Speak Up, Speak Out, and Be Accountable». El problema que me encontré con la traducción es que es un concepto que utilizan en la página de la que hemos tomado el testimonio («The Porn Effect») como parte del «Battle Plan» (plan de batalla) llamado «accountability» (rendir cuentas a alguien) o «be accountable», y que se podría traducir como «ser responsable de alguien». Según la definición de la misma página, significa «tener a una persona que te recuerde «quién eres y quién quieres ser». Significa ser transparente con un amigo o mentor de confianza acerca de nuestras difíciles luchas contra los pecados sexuales, para que nos aliente y nos ayude a tener valor». Te sugiere también «encontrar un amigo o mentor en quien confíes para ser tu compañero de «accountability» y compartirle tu lucha, por lo que estás pasando y como lo estás procesando, y que recuerdes que un usuario de pornografía en recuperación no puede aislarse, para terminar citando a Eclesiastés 4, 9 y 12: «Más valen dos que uno solo, pues obtienen mayor ganancia de su esfuerzo. Pues si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo que cae!, que no tiene quien lo levante» . También sugiere usar una App para tal «accountability», llamado Covenant Eyes.

 

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