Un amor auténtico

Hoy quiero hablarles de un valor indispensable para vivir la virtud de la castidad: la autenticidad. Y para eso quiero compartirles esta historia… 

Hubo una vez un emperador que convocó a todos los solteros del reino, pues era tiempo de buscar pareja a su hija y decidió entregarles a todos una semilla; “Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros. Al cabo de seis meses deberéis traerme en una maceta la planta que haya crecido y la más bella ganará la mano de mi hija y por ende el reino.”

¡Así se hizo! Cuando pasaron los seis meses todos los jóvenes desfilaron hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas. Uno de ellos muy triste, pues su semilla nunca germinó; ni siquiera quería ir al palacio, pero con la cabeza baja desfiló con su maceta vacía mientras el resto se burlaba de él. En ese momento el alboroto fue interrumpido por la entrada del rey, todos quedaron atónitos. El rey dijo entonces: “Este es el nuevo heredero del reino y se casará con mi hija, les di una semilla infértil y habéis tratado de engañarme plantando otras plantas. Este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía siendo sincero, realista y valiente, cualidades que un futuro rey debía tener.”

Y es que para vivir la castidad se requiere de valentía, ser sinceros y realistas. Este joven fue auténtico sin temor de su vulnerabilidad, se presentó ante el rey, sabiéndose confiado de sí mismo y de sus principios

La autenticidad es un valor que nos hace confiables y que lleva por encima de todo la verdad; una persona auténtica acepta la responsabilidad de sus sentimientos y conductas, es sincera y coherente consigo misma y con los demás. Nos insta a ser fieles a nosotros mismos y a actuar acorde a lo que pensamos, sentimos y al mismo tiempo expresarlo ante la persona idónea en el lugar y el momento adecuado.

Para vivir la castidad que nos lleva rumbo al amor verdadero, necesitamos tener una visión realista de nosotros mismos, de quiénes somos, de nuestras fortalezas y debilidades, y comportarnos saludablemente de manera interna como externa; es aceptarnos y querernos rectamente.

De esta historia aprendemos que cuando nos intentamos adaptar a los moldes que otros nos imponen, nos alejamos más y más de nuestro verdadero yo, persiguiendo un ideal o una imagen que no es la propia, es un ejercicio tan costoso como inútil para nuestra felicidad.

Cuando eres una persona auténtica sabes lo que eres, de lo que estás hecho y lo que mereces. Esto junto a la vivencia de la castidad, te acercará a vivir un amor verdadero y auténtico.

Karen Matamoros – Brigada LOV

Karen es psicóloga en Nicaragua.

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