El verdadero valor de un beso

 

Hace algunos años para un hombre “obtener” un beso de la mujer a la que amaba era el sello del amor que ambos se tenían. Previamente debía haberse dado todo un proceso que incluía una declaración suya formal, en la que le expresaba sus sentimientos. Si ella aceptaba, se iniciaba una relación y, como parte de ésta, recién llegaba el ansiado beso como una muestra particular de afecto, cariño y amor. Era un momento sumamente especial.

Hoy en día es cada vez más común que existan besos entre personas que no tienen ninguna relación, al menos seria, entre sí. Incluso hay chicas que “regalan” besos la primera noche que conocen a un chico simplemente porque se sienten atraídas por él o por mera diversión. De igual forma hay chicos que van en busca de “robarles” besos a las chicas sólo por obtener un momento de placer y, luego de lograrlo, no la vuelven a ver más.

El beso se ha convertido así en una experiencia netamente placentera o en un juego y está perdiendo su verdadero significado: expresar el amor hacia una persona especial.

Es importante que entendamos lo que ocurre en nuestro cuerpo cuando besamos a alguien. Probablemente ya has escuchado hablar acerca de la “dopamina”. Esta hormona hace que cuando una persona hace algo estimulante, se sienta bien, se llene de energía y, por lo mismo, quiera repetir la acción realizada, la que la hizo sentirse así de satisfecha. El besar a alguien genera ese tipo de reacción física, ya que los labios son una parte muy sensible del cuerpo en donde se encuentran muchas terminaciones nerviosas que activan la liberación de esta hormona. Por ello, sobre todo para las mujeres, el hecho de besar a alguien no queda simplemente ahí, sino que nos genera una serie de reacciones físicas y expectativas interiores. Y es que, si damos un beso, estamos “entregando” algo de nosotros. Y si lo “regalamos” a cualquiera, éste pierde su valor.

Por otro lado, tengamos cuidado con el tipo de besos que damos una vez que estamos dentro de una relación.

Los besos son buenos y positivos siempre y cuando sean una expresión de cariño y no busquen la excitación de la pareja.

Si queremos mantenernos firmes en vivir la virtud de la castidad, es importante que vigilemos cómo demostramos ese cariño. Debemos procurar que los besos que nos damos no sean ni prolongados ni apasionados, ya que es así como se puede pasar fácilmente de una muestra de cariño a la excitación, con lo cual será más difícil controlarnos. Además, muchas veces esos besos “subidos de tono” no están solos, sino que vienen acompañados de caricias que nos encienden, y es ahí cuando podemos dejarnos llevar y caer.

Los besos abren muchas puertas, desencadenan sensaciones y estimulan la respuesta sexual de nuestro cuerpo. Por lo mismo es mejor que sean moderados y que no nos pongamos en situaciones de riesgo que den paso a cosas que nos puedan dañar o enturbiar nuestra relación.

Los besos son una muestra de tu amor. Si buscas un amor de verdad y que sea puro, es importante que la forma en que lo demuestres sea pura también. Los besos no se “regalan”, se deben dar dentro de una relación en la que existe un verdadero compromiso, como una expresión de afecto y con un amor que exige hacer las cosas bien, por etapas, sin apuros.

Recuerda que quien te ama de verdad, te respetará y te ayudará a mantener esa pureza que será la que realmente te conducirá a vivir un amor de verdad.

 

Fernanda López-Torres G.

Directora Ejecutiva de La Opción V

* ¡Este es un espacio creado para ti! Tú también puedes enviarnos tus preguntas, testimonio o reflexiones a laopcionv@gmail.com, con nuestro compromiso de guardar tu identidad en la más absoluta reserva. Con tu colaboración y participación podremos ser cada vez más quienes creemos que el amor verdadero sí existe, y que el camino para alcanzarlo es la castidad!

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